Confía en mí, vas a ser grande

Querido David,

Te escribo porque sé que estás agobiado y me gustaría cuidarte. En el fondo, te quiero.

La vida no es fácil, eso ya lo sabes, pero te prometo que los problemas cambiarán. De todas formas, no te preocupes, que de los problemas del futuro ya me encargaré yo. Y te prometo que el David del futuro está preparado porque a lo largo de tu vida vas a tener que pelear mucho y vas a aprender más aún.

Ahora no quieres que se te note y te cortas de ir con chicas en el recreo para que la gente no sospeche. Te pones de portero en el fútbol, pero no te gusta nada, te sale fatal y te sientes incómodo. Desde ya te digo: eso pasará. Los adultos no te juzgarán si no juegas al fútbol. Podrás hacer lo que te guste y, como te lo pasarás bien, te saldrá mejor, disfrutarás y eso te hará sentirte genial. Además, podrás ir con quien te dé la gana porque no te importará lo que digan de ti. Ahora te parecerá imposible que eso cambie tanto, pero te prometo que es así. Creo que es una de las ventajas de hacerse mayor.

Y, ¿qué me dices de los chicos que te gustan? Si tu diario hablara, te diría que eres un capullo, que no se atreve a tirarse a la piscina y que se está perdiendo al amor de su vida. Pues al chico del instituto es verdad que no se lo llegaste a decir nunca, pero te lo encontrarás mucho tiempo después y ¡puff, que mal le han sentado los años! ¡Cómo pudiste estar tan colgado de él! Te hará gracia y aprenderás a relativizar tus emociones y a ser más racional. Ojo, a ese chico lo dejarás en el pedestal porque fue tu amor platónico y eso nunca se olvida, pero serás consciente de que ese chaval está allí arriba y tú aquí abajo porque tú así lo has decidido.

Seguro que te estás preguntando por tu familia ¿quieres que te diga cómo fue? No te lo puedes ni imaginar, con la de veces que has planeado cómo va a ser tu salida del armario… pues al final fue totalmente distinto. Un día discutiste con tu chico y llegaste más tarde de la cuenta a casa. Tu madre te regañó y empezó a pedirte explicaciones y tú, que ya venías jodido, le gritaste “¡porque estoy saliendo con un chico y me he entretenido!” BOOM. Eso sí, en lo que no te equivocaste fue en lo duro que resultó. Tu padre, que nunca te dice nada, te preguntará que como has podido hacer eso y tu madre, primero te dirá que no se lo digas a nadie, después que se te pasará… Y tú, tú pasarás por todas las emociones negativas que conoces. Estarás enfadado porque no te apoyan, triste porque te sentirás responsable de lo mal que lo está pasando la familia y angustiado porque pensaste que lo peor pasaría cuando lo dijeras, y lo peor está siendo aguantar el tirón y dejar que pase el tiempo y las cosas vuelvan a su sitio.  Pero ¿sabes qué? El tiempo pasó, y las cosas se relajaron. Tus padres conocieron a aquel chico y ahora les cae bastante bien; siguió pasando el tiempo y te independizaste y tu madre te hizo las cortinas y tu padre, aunque no te lo ha dicho, sabes que está orgulloso de ti y os invita a comer los domingos. Gracias a esa época, conoces el poder del tiempo, desarrollaste más paciencia que un santo, eres más independiente y te quitaste el peso de tener que cumplir las expectativas de los demás.

David, por favor, confía en mí. Vas a ser grande y a sentirte poderoso, pero ahora deberás tener fe y tendrás que aprender a luchar. Y verás como al final, todo mejora.

 

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*