A mi yo del futuro

Creo que fue a los 6 años cuando me di cuenta de que sentía diferente a mis amigos. Un sentimiento de protección hizo que no lo compartiera con nadie. Hasta entonces no recuerdo que ninguna persona haya mencionado el hecho de que un hombre pudiera enamorarse de otro. Pero yo sentía que era posible y hasta me parecía natural y muy bonito.

En mi adolescencia, a eso de los 13 años, después de un duro año en el colegio a causa del acoso, tuve mi primer enamoramiento. Me gustó el nieto de una vecina que vino a pasar el verano con ella y se unió al grupo del barrio. Era algo mayor que yo, pero siempre fue amable y atento conmigo. Hizo que me sintiera especial y respetado, aunque jamás hubo ningún interés ni acercamiento. Fue todo platónico para mí. Para él seguro que fue solo ser simpático con un niño… Para mí fue un hito.

En ese entonces, yo ya empezaba a tener miedo del futuro. ¿Qué vida me esperaba si no podía vivir como yo era? A esa edad ni siquiera sabía lo que era salir del armario, maricón era un insulto terrible y mis opciones se reducían a quedarme soltero y ser el centro de los cotilleos, o hacer una vida «normal» y casarme con una mujer, tener hijos, una casa, un coche y trabajar para poder tener una vida tranquila. A esa edad no sabía lo que era el amor…

Si hubiese tenido la oportunidad y hubiera sabido lo que sé ahora, habría escrito una carta a mi yo del futuro que sería más o menos así:

Querido Tomás,

Desde el miedo y la angustia adolescentes me gustaría pensar que ahora, 20 años más tarde, esos sentimientos ya no existen. A tus 33 años espero que hayas podido encontrar la felicidad en ti mismo, hayas hecho las paces contigo y hayas aprendido a aceptarte. Espero también que ya no vivas en el armario y que disfrutes de la vida libremente, sin ataduras, sin pensar en qué dirán los demás.

Me acaba de gustar por primera vez un chico. Supongo que ya tendrás mucha experiencia en este sentido. Me alegra saber que fuiste lo suficientemente coherente para no engañar a una mujer diciéndole que la amabas, cuando ya sabías que nunca podrías enamorarte de una de ellas. Ellas siempre fueron tus amigas, tus aliadas, pero jamás llenaron tu corazón de amor romántico.

Espero que vayas cumpliendo tus sueños poco a poco y que sigas siendo tú, valiente, libre, honesto con tus sentimientos y emociones. Espero que hayas vivido la vida como te mereces y que el mundo sea mucho más abierto.

No sé cuánto tiempo de vivir en las sombras me queda, pero espero que sea poco. Confío en ti…

Te quiero.

Tomás

¡Ay, mi pobre Tomás adolescente! Ojalá hubiera sido todo así de sencillo y yo hubiera sabido todas estas cosas, hubiera sabido cómo calmarte. Siento haberte fallado, pero el miedo nos duró todavía 20 años… ¡Salí del armario a los 33! Y recién entonces supe lo que era ser libre. Hasta ese momento, a pesar de ya tener pareja, vivía en el temor constante de ser descubierto, de enfrentarme a mi familia y a la sociedad, de ser reducido… Porque todavía tenía cosas en mi mente que me hacían sentir menos que los demás por el hecho de ser diferente.

Quise engañarnos muchas veces pensando en la vía fácil, la de «hacerme el normal», de seguir las reglas impuestas por la sociedad y la religión… Menos mal que finalmente no les hice caso y fui coherente con mi idea de no hacer sufrir a nadie más simplemente para ser como el resto.

Ahora ya no me da vergüenza haberte hecho esperar tanto tiempo para permitirnos ser felices. Ahora puedo dedicarme a ayudar a otras personas a que no se sientan solas ni tan perdidas como tú y yo nos sentimos. Ahora puedo pedirte perdón, de corazón, por los tropiezos y las angustias, por los silencios, por la cobardía, por perdernos tantas cosas… Ahora puedo saber realmente quiénes son nuestros amigos y quiénes no. Ahora puedo decirte que tu familia es mucho más maravillosa de lo que nunca pensamos. Ahora puedo mirarte a los ojos y decirte, con seguridad y convicción, que #TodoMejora. ¡Créeme!

1 Comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*