Rara

Te hablo en pasado porque todo mejora, porque aquella que fuiste y que ahora soy yo, ya no volverás a ser nunca más. Porque todo mejora. Porque lo mejor está por llegar y lo mejor, es que te darás cuenta tú sola. A base de engaños a la gente y a tí misma. Estos últimos los más dolorosos, los que engañan al alma, que la atraviesan y la dejan herida. Algún día los dejarás atrás, y te parecerá raro que otros pensaran que la rara eras tú. Rara por no saber decidirte, rara por engañarte, rara por no elegir de una vez.

Tú que te crees invencible, que buscas deseo y placer en cuerpos equivocados, tú, algún día, lograrás el mayor de los orgasmos jamás inventado, y no tendrás que fingir más, porque serás tú misma. Tu piel se erizará cuando la toquen, cuando te susurren, cuando sus pechos rocen los tuyos, cuando la mires a los ojos y veas tu reflejo en los suyos. Y sonrías y grites de placer. Cuando todo esto pase, tú serás tu mejor versión. Porque todo mejora y ya no tendrás que luchar contra tu mente y tus deseos. Contra todos. Contra todo.

Porque solo quieres amar y ser amada. Y no encuentras nada de malo en ello, porque no lo hay.

Y si en algún momento piensas en que vas por el camino equivocado, que vas a intentar que te guste aquel chico que está al otro lado de la cama, detente y acuérdate del brillo que tenían tus ganas la mañana que despertaste con ella. Porque, por fin, tienes ganas de decirte a ti misma, al mundo y a todos los que te preguntan que por qué no tienes novio, que no lo tienes porque lo intentase hasta sufrir, hasta poner en peligro tu mente. Porque no quieres seguir luchando, porque quieres vivir, ir con ella de la mano al cine, besarla y tomar el sol en la playa junto a ella. Porque no es tu amiga, porque ella es el novio que todos esperan. Ella es tu novia, la mía, la de aquella adolescente que tuvo miedo hasta que decidió soltarle la mano. Una mano que tendiste a la valentía, a la honestidad, a la fragilidad y vulnerabilidad, porque, ¡ay, amiga!, que débil te sentiste cuando decidiste poner punto y aparte a todo. Pero qué fuerte y enérgica estabas cuando se convirtió, de verdad, en punto y final. Y comenzaste la mejor de las historias, sin saber el final, porque, al fín, no querías llegar a ningún destino, porque el camino era el mejor de los viajes. El camino hacia la verdad, hacia ti misma, tu yo interior; el camino hacia el amor libre, sin prejuicios, ni etiquetas, sin mentiras, sin placeres inventados ni relaciones imaginadas, sin historias a medias.

Porque todo mejora. Porque el amor puede con todo, menos con las ganas. Ganas de querer a quien tú quieras, ganas de acostarte con quien te pone los pelos de punta, ganas de amar por encima de todo. Y aquí estás, sonriente, valiente, más bella que nunca, con desengaños amorosos, con historias preciosas, pero siendo tú misma. La misma que un día decidió no ser otra y amar libremente. Paciencia, pequeña, todo llega. Mientras tanto, disfrútalo, algún día podrás decir que tú decidiste a quien tenías que amar porque nadie lo hizo por ti.

 

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