Déjate ser

No me vas a creer, pero te escribo desde el futuro, y debes escucharme. Ahora tienes 15 años, un cacao mental alucinante que, sumado a una revolución hormonal, hacen de ti una bomba al límite de estallar. Está bien que hayas asumido que te gustan las chicas, sé que esto te ha relajado porque crees que esa es “la pieza que no encaja”, lo que te hace ver que no eres como las demás chicas. “Claro joder, es que soy bollera, por eso no me gusta hacer cosas de chicas y estoy más a gusto con los chicos”. Y sí, he utilizado la palabra bollera porque en realidad “lesbiana” no te gusta tanto, no te identificas del todo, es normal aunque no lo creas. No tengas prisa, tómate tu tiempo, pero escúchate. Escucha como dentro de ti hay una voz que sigue gritando, que insiste en que la escuches. Hay algo más. Entiendo el vértigo que te da solo el pensar que esta ahí sin tan siquiera hacerle caso, pero créeme que cuando decidas liberarla será lo mejor que hagas en tu vida. Entiendo que ya te sientes “el bicho raro”. Eres “la bollera de clase”, ya con eso tienes más que suficiente.

Pues te voy a decir algo, no te preocupes porque nada más poner un pie fuera del instituto verás que las siglas LGTB están por todos lados, verás que es muchísimo más común de lo que tu entorno te ha hecho creer y eso te reconfortará, ten paciencia, porque te ayudará a dar el paso y escuchar esa voz de la que te hablo.

Mientras, voy a aprovechar y hablarte de lo que se viene, porque es un torbellino de emociones. Tal y como te lo cuente, te va a entrar el pánico, lo sé, pero créeme, es lo mejor que te va a pasar en la vida. Para ello voy a empezar por hablar de un tema que sé que te incomoda, tu cuerpo.

Has luchado muchísimo por él, y sé que lo detestas, pero no es por tener kilos de más, ni por no ajustarse a los cánones, de eso ya hablaremos otro día. Fíjate mejor, observa qué es lo que siempre intentas ocultar. Tus pechos, tus caderas, todo rastro de feminidad te molesta en realidad. No te preocupes, no es nada malo ni eres ningún bicho raro, y la solución es mucho más sencilla de lo que te imaginas.

Para ello vas a conocer gente maravillosa que te va a demostrar que no estás solo, que hay muchísima gente com tú. De hecho, el camino no lo harás solo, tendrás a un amigo un hermano que va a empezarlo contigo, y vais a dar todos esos pasos que tanto miedo os dan. Y sí, te estoy hablando en masculino y sé que no te disgusta porque, ¿sabes qué? Nuestro mini yo de 6 años no iba desencaminado a pesar de que no le dejasen expresarse, eres, somos, un chico. ¿A que ahora todo empieza a encajar? De primeras choca escucharlo, lo sé, la primera vez que intentes decirlo en voz alta no vas a poder. Pero recordarás ese momento.

No tengas prisa, no te lo he contado para que empieces ya, ni siquiera hace falta que les des vueltas todavía, solo lo he hecho para que dejes de tenerle miedo a tus pensamientos, a esa voz que te grita. Escúchala, déjate ser.

P.D: Por si tienes curiosidad, te llamarás Sergi, como la mama quería.

Sergi Lozano obtuvo el tercer lugar (compartido) del concurso Cartas a mi yo adolescente con este texto.

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