Una venda en el suelo

Durante muchos años he creído que solo yo era dueña de la interpretación que hacía sobre lo que percibía en mi entorno. Conclusiones tan simples como creer que sabía lo que significaba ser un chico o una chica, tener la certeza de saber lo que le corresponde llevar puesto a un hombre o a una mujer, creer que lo habitual era que te gustase el sexo opuesto al tuyo…  ¡Pensaba que estas creencias eran verdades indiscutibles!

Más adelante, tuve la suerte de compartir techo con una persona que sin duda me destruyó todos aquellos esquemas mentales y me invitó a descubrir con él una nueva realidad, de cuya construcción  sería verdaderamente dueña. A raíz de conocer la historia de mi hermano (un chico transexual), empecé a pensar por mí misma, saqué mis propias conclusiones de lo que podría significar el género y entendí que el mundo es diversidad. Conseguí desintoxicarme de lo inculcado socialmente y me sentí libre. Me había dado el permiso de dar uso a mi libertad de pensamiento. ¡Pasé una etapa en la que me sentía engañada por el mundo!

Tiempo después me di cuenta que verdaderamente podía sentirme atraída por personas que no necesariamente tenían que ser del sexo opuesto al mío… es más… dejé de dar importancia a esa absurda clasificación y empecé a cuestionarme por qué. Tenía que ser necesario conocer lo que hay entre las piernas de los demás y en función de los genitales que tenga, creer  saber a quién tengo delante. ¿No es algo ilógico? ¿En serio podía pensar que lo que tuviesen las personas entre las piernas me daba una información imprescindible? Ahora lo pienso y sinceramente me causa gracia… tan inteligentes que nos creemos y lo ignorantes que podemos llegar a ser…

Mis esquemas empezaron a cambiar especialmente en el momento en el que me gustó por primera vez una chica. Me sentía muy desubicada ya que sentía exactamente la misma atracción por ella que hasta el momento por chicos. Empecé a cuestionarme por qué debía de ser negativo sentir algo así, ya que era un sentimiento bonito. No tuve la oportunidad de poder experimentar con ella pero pude conocerme más. Se lo conté a mi hermano ( en aquellos momentos para mi era mi hermana) y me dijo q a «ella» le gustaban las mujeres. Estas conversaciones  nos unieron más.

Tiempo después, mi hermano empezó a confesarme sus gustos por la estética masculina. Se miraba al espejo y no sentía verse reflejado en esa imagen (él ya llevaba tiempo sufriendo aquella desubicacion en silencio). Empezamos hablar sobre el tema y llegamos a la conclusión de que debía usar su cuerpo como medio de expresión y vestirlo a su gusto. Fue así como empezó a vestir masculino. Más adelante, gracias a Internet , encontró vídeos de chicos transexuales en los que contaban como se sentían y fue ahí donde él se sintió muy identificado. Le dio nombre a lo que le estaba ocurriendo. Me lo contó y fue en ese momento donde empecé a cuetionarme seriamente el significado del género. Estuvimos hablando de la poca importancia que se le da socialmente a las identidades de las personas ya que nos encasillan y nos quieren como copias y no como seres únicos. Aprendí gracias a mi hermano la importancia de saber que un cuerpo no nos define.

Me siento muy afortunada por ver un poco más allá de lo que mis ojos en un principio me muestran. Sé que ahora soy  menos ciega y tengo menos desconocimiento,  pero también sé que aún me quedan muchas realidades por conocer ya que la naturaleza es diversa… diversa y perfecta.  Eso es algo evidente… solo tenemos que observarla y nos daremos cuenta de la gran variedad de seres vivos que hay…  ¿Por qué íbamos a ser nosotros distintos? A veces tengo la sensación de que se nos olvida de donde provenimos. Intentamos simplificarlo todo… queremos clasificarlo porque nos da miedo no tener el control y la verdad es que nos estamos equivocando.

¿Por qué no eliminamos las etiquetas y nos centramos en ver personas? Personas en un mundo cambiante, las cuáles son un universo por conocer… ¿Para qué limitar algo tan hermoso? Pienso que el día en que sepamos mirarnos a los ojos y entendamos lo que estamos viendo sin necesidad de etiquetar o dejarse llevar por estereotipos… solo así conoceremos cuál es la verdadera sensación de libertad.

Finalmente decir que eres parte de la naturaleza… no dejes que nadie te haga sentir lo contrario. Estamos en este mundo para ser felices y sentirnos libres, aunque eso en ocasiones suponga tener la sensación de que estamos nadando a contracorriente… ¡Pero te aseguro que la lucha merece la pena! Puedo decir que he logrado atreverme a amar a quien yo quiera sin importarme lo que indique la norma. No tengo miedo a salir de ella. Mi hermano sigue luchando por conseguir ser visto como quien realmente es y los resultados están siendo muy positivos. Porque cuando caminas decidido y sabes hacia dónde quieres llegar, es muy difícil que te paren. Vive la vida que tú quieras vivir y no la que los demás quieran que vivas… date el permiso de ser feliz. ¡Te lo mereces!

It gets better!

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